Ictus y Esclerosis Múltiple, ¿Cómo prevenirlo?

El ictus es un trastorno de la circulación cerebral, de instauración brusca, debido a la oclusión de una arteria, o bien a la rotura de esta. Se trata de una enfermedad de gran importancia social, que sufren más de 120.000 personas al año en España. Es la primera causa de mortalidad en las mujeres y la segunda a nivel global, la primera causa de discapacidad y la segunda de demencia.¹

La evidencia de la que disponemos, muestra un aumento del riesgo de sufrir un ictus en los pacientes que padecen Esclerosis Múltiple (EM) respecto a la población general, siendo varios los factores propuestos como responsables, destacando, entre ellos: la inflamación producida por la EM, que puede contribuir a acelerar el proceso de aterosclerosis y el daño de la pared vascular; algunos de los tratamientos farmacológicos utilizados habitualmente en los pacientes con EM, como los glucocorticoides sistémicos, que conllevan un mayor riesgo de enfermedades vasculares; además, los pacientes con EM presentan con mayor frecuencia algunos hábitos negativos para la salud como el tabaquismo o el sedentarismo, este último probablemente en relación con la limitación funcional que suponen las secuelas de la EM.^2,3,4

La buena noticia es, que la gran mayoría de los ictus se pueden prevenir, siguiendo algunas recomendaciones. Es necesario contar con un seguimiento médico regular para el correcto control de los principales factores de riesgo vascular: la hipertensión arterial (HTA), los niveles elevados de colesterol en sangre y la diabetes mellitus. Además, se recomienda mantener un peso saludable siguiendo una dieta mediterránea rica en frutas y verduras, realizar ejercicio físico de forma regular y abandonar y evitar el consumo de sustancias tóxicas, como el tabaco, alcohol y drogas ilícitas como la cocaína o anfetaminas (que suponen una de las principales causas de ictus en personas jóvenes).⁵

Por otro lado, es muy importante saber reconocer las manifestaciones de un ictus y diferenciarlas de las de un brote de EM. En el ictus, los síntomas neurológicos son de instauración brusca (en cuestión de segundos o minutos) a diferencia de los de un brote de EM, en el que se establecen de forma más larvada y progresiva (a lo largo de horas o días).

Ante la sospecha de estar sufriendo un ictus, se recomienda avisar al servicio de emergencias médicas llamando al 112, para que el paciente reciba la atención médica lo más rápidamente posible. El tiempo desde el inicio de los síntomas hasta la aplicación del tratamiento indicado, será determinante para la recuperación de los síntomas.